martes, 25 de octubre de 2011

Aldea global

Herbert Marshall McLuhan fue el primer autor en hablar del mundo como una “aldea global” y de la humanidad como una “tribu planetaria” a raíz de sus análisis de los medios de comunicación, particularmente de la televisión, en los años sesenta del siglo pasado. A pesar de no llegar a conocer Internet ni la revolución microinformática, sus análisis resultaron proféticos. Los medios de comunicación de masas han convertido al planeta en una aldea, una gran aldea planetaria pero aldea al fin y al cabo. Este concepto, por su indudable pertinencia, ha sido largamente empleado, aunque nunca ha dejado de tener detractores. Y es que esta aldea o, mejor dicho, su realidad, se reconstruye y destruye a través de los medios de comunicación, es cierto, pero es inexacta su descripción como fruto exclusivo del sistema comunicativo.

 


La aldea global descrita por McLuhan, esa especie de estadio de interacción y cohesión planetaria de la conciencia humana (de “inteligencias en conexión” diría Derrick de Kerkhove), se nos antoja sólo como una simple ilusión de la cultura de la modernidad. O, cuanto menos, como una idea incompleta. La aldea global no ha sido hasta ahora tanto un espacio de interconexión de inteligencias como de promoción y realización del gran capital. Ha sido una aldea de sumisión consumista más que de desarrollo mental. 





Ahora, el incremento de la educación y los medios de comunicación (con un papel destacado de la Internet no comercial) están alterando el panorama. Ambos elementos han hecho aumentar drásticamente la conciencia política universal dificultando enormemente la ocultación de las desigualdades y las injusticias. La creciente inseguridad mundial es el gran fruto de este estado de convulsión. La obsesión por los déficits cero el principal escudo protector del liberalismo universal: ¿quien puede permitirse no gastar más sino es el que ya lo tiene todo, el rico, el saciado? El periodo negro que augurara Immanuel Wallerstein ha comenzado.

Juan Gona

Productor de cine y televisión independiente, nació en Busloñe en 1951.
Tras hacer distintos cortos y documentales (vaqueiros de alzada, Muniellos...) en los años 70 en Asturias, en 1980 se va a Madrid y trabaja como productor de publicidad recibiendo encargos de importantes empresas.

 
En 1990 coproduce con Venezuela su primera película, Santera.
En televisión se estrena como productor con Villarriba y Villabajo, una exitosa serie de 26 capítulos creada por Luis García Berlanga para Televisión Española (TVE), centrando en este medio su producción en los años siguientes. A esa época pertenecen La banda de Pérez y Don Juan, ambas para TVE; El Coyote, miniserie emitida por Antena 3, y Un hombre solo, comedia de situación para TVE.
Luego vuelve al cine, donde produce, entre otras, Dama de Porto Pim (2001), El caballero Don Quijote. El año del diluvio u Oviedo express.

En el parque empresarial de Argame fundó Astur Plató, estudio de rodaje y centro de formación en oficios cinematográficos. Recientemente Juan acaba de presentar el nuevo filme que se rodará en Argame ''El blanco círculo del miedo'' de Rafael Escudero.